martes, 25 de octubre de 2011

Portfolio: Tymor

Nací en una familia adinerada de la tranquila región de Aguas profundas. Desde tiempos ancestrales nos habíamos dedicado al trabajo de las gemas preciosas, adquiriendo una muy merecida fama en la región.

Allí me crié y disfrute de unos primeros años de infancia colmados de lujos y atenciones, un espejismo que apenas duro 30 años...

Era una placida noche de verano cuando todo ocurrió.
Llegaron en la oscuridad, con las espadas en la mano y ansiosos de oro y piedras preciosas.
Muchos como ellos habían aparecido a raíz de la guerra que envilece a los pueblos

Los dos hombres registraron la casa y se apoderaron del esfuerzo de toda una vida de trabajo, pero aun así no tenían suficiente.

Hicieron escupir a mi padre cada uno de sus dientes para que revelara el lugar donde escondía toda la fortuna que ellos esperaban encontrar, pero el que ya dice la verdad no puede ser sonsacado.

Así fuimos viendo mi madre y yo como , golpe a golpe, fueron exprimiendo su vida ante nuestros ojos, hasta que se extinguió como la llama en una vela.

Cuando terminaron con el , simplemente lo arrojaron por la ventana y comenzaron con mi madre.
Ella aguanto mucho menos.

Y allí me dejaron, solo en mitad de la noche, con los cadáveres de mi única familia todavía calientes a mi lado.

Cuando llegue a la aldea, sucio y sin un solo cobre, descubrí que todas esas personas que siempre me habían sonreído en realidad a quien sonreían era al oro de mi padre.

Termine vagando por los caminos, suplicando por las sobras en las posadas, soportando la lluvia bajo los arboles cubierto con andrajos.

Entonces fue cuando me encontró.

Era un anciano consumido, pero me miraba con ojos amables bajo una larga melena gris.
Me tomo de la mano y se hizo cargo de mi.

Le acompañaban en su caminar otros chicos y poco a poco se nos fueron uniendo mas.
Formábamos un grupo variopinto avanzando por los senderos, día tras día.

Pero al menos no faltaban nabos y salazones que llevarse a la boca, ni el calor de una hoguera en la noche mientras El afable Tulcan nos contaba historias de guerras de otros tiempos..

Andamos durante lunas,hasta que llegamos a nuestro destino, la pequeña villa de Marais et Cork.

Era el mas pequeño de mis nuevos hermanos, y como tal tuve que desarrollar otras capacidades para crecer como persona y hacerme respetar.

Descubrí que era realmente bueno manipulando a la gente con mi sonrisa y mis ojillos juguetones y que si me esforzaba lo suficiente era capaz de hacer que incluso vieran lo que no existía.

Y me esforcé mucho.

Lo que al principio eran unas simples luces y algún ruidito, pronto se convirtieron en nítidas imágenes que engañaban a casi cualquiera.

Desde ese día mi lema paso a ser “Si no te gusta la realidad, altérala” y vivo feliz junto al resto de los huérfanos de Tulcan Than.

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